“Me gusta la descripción del Aleph. Pero el resto del cuento es banal”

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Jorge Morla entrevista para El País a María Kodama

Cuando tenía 10 años, una revista de literatura cayó en manos de María Kodama(Buenos Aires, 1937). Un cuento. Una frase: Nadie lo vio desembarcar en la unánime noche. “Me quedé sin aire. Dije: ¿Pero esto qué es?”. Fueron las primeras palabras que leyó de quien con el tiempo se convertiría en su esposo y en uno de los escritores más importantes de la historia de literatura, Jorge Luis Borges.  Kodama presentó esta semana La biblioteca de Borges (Paripé Books), un libro de Fernando de Flores en el que se fotografían y escudriñan los apuntes del argentino sobre sus obras favoritas. 2.000 libros que reflejan al escritor de los espejos y entre los que —aunque hay poca literatura y mucha filosofía, religión e historia— no faltan Dante, Homero, Kafka, Ovidio o William Blake.

En Casa de América, en Madrid, Kodama recuerda estar con Borges en el cercano museo del Prado. Y una figura de dos metros que se les acerca. “Borges, es Cortázar”, le dijo. “Y usted querrá saludarlo”, le reprochó Borges, que por cuestiones políticas le había puesto la cruz al autor de Rayuela, que se acercó, le agradeció que Borges hubiera criticado Casa tomada y le abrazó llamándole maestro. “Fue frente al Perro semihundido de Goya. Nunca olvidaré esa estampa”, recuerda Kodama.

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